En mi infancia, la enciclopedia era la obra de referencia que compendiaba todo el saber y representaba el acceso al conocimiento general. Actualmente, la red Internet se ha convertido en la principal fuente de información. En la era de la Web 2.0, el conocimiento circula a la velocidad de la luz mediante señales de pulsos luminosos, a través de millones de kilómetros de fibra óptica, configurando el gran circuito neuronal del ciberespacio.
Los contenidos del tomo escapan del libro a través de cables de fibra óptica iluminada que, enredándose sobre él, lo atrapan en el destino del que no ha podido escapar, la muerte de la enciclopedia.